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» » » Continúa la invasión del acceso principal a la zona arqueológica El Tajín

* Ambulantes se adueñan  del estacionamiento y áreas verdes

* Dentro del centro ceremonial también se han extendido

Por Eleazar Martínez

Papantla, Ver., 29 de octubre.- Ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno ha logrado frenar la impunidad de las organizaciones de ambulantes que operan en el acceso principal a la zona arqueológica El Tajín, los cuales se han adueñado del estacionamiento, así como de las áreas verdes, camellones y también se observa el incremento de comerciantes dentro del centro ceremonial totonaco, lo que proyecta desorden y una mala imagen para los turistas.


Desde que arriban a la ciudad sagrada, los turistas son objeto de abusos por parte de los comerciantes que desde hace varios años se han establecido en el acceso principal a la zona arqueológica, obstruyendo la vialidad, invadiendo las áreas verdes y los camellones, sin que el Instituto Nacional de Antropología e Historia, pongan orden, desviando el camino de ingreso para obligarlos a utilizar un estacionamiento particular que fue acondicionado, pues el de la zona está saturado de comerciantes.

Ni el director de la zona arqueológica El Tajín, Olaf Jaime Riveron, ni la administradora, Gabriela Heredia Navarrete, han logrado coordinarse con las autoridades municipales de comercio, del municipio y tampoco con el INAH, para poner orden a la anarquía que es propiciada por el ambulantaje, que no sólo se ha apoderado del acceso principal, de las áreas verdes, del estacionamiento y de los camellones, sino que ahora ya los dejan ingresar al interior de la ciudad del trueno, en donde el número aumenta cada día más.

Por el contrario, se siguen otorgando permisos y ahora se están instalando más fondas con venta de comida, invadiendo el estacionamiento, las áreas verdes y los camellones, por lo que se sigue incrementando el número de comerciantes,  no hay orden por parte de las autoridades del INAH, ni de la administradora del lugar, que permiten esta irregular situación que refleja una imagen negativa y deprimente para los turistas internacionales, y nacionales, que visitan la ciudad sagrada.

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